La Paradoja
Me pegó mi padre, poco, pero un día.
Mi hermano mayor, otro día, fuerte.
Me pego mi madre sin usar las manos.
Me pegó el maestro con pena y con rabia.
Mas ninguno de ellos llegó a lastimarme
como luego la vida, cuando me quitó
a mi hermano, a mis padres y al maestro.
La paradoja, Dios, la paradoja.
Ahora, por fin, ya podrán perdonarme.
A Palo Seco de Antonio Hernández
RBAeditores, Sevilla 2008
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario